No es secreto para nadie que toda mi vida he sido MUY niñera. Recuerdo muy bien la primera vez que vi a mi primogénito sobrino (si, el apuesto y encantador). Tenía yo exactamente 10 años de edad, vestía una camiseta de Ferrioni y unos horríficos pantalones de mezclilla (mamá… ¿quihubo?) y con esas garras y un hoyo en la panza llegué al hospital a conocer el tipo de amor más grande que hasta la fecha he conocido. Puedo decir, sin temor a equivocarme, que ese 29 de Marzo de 1996 mi vida cambió por completo. A partir de ese momento y hasta hoy, mis sobrinos (ahora casi seis) son una parte no solamente especial, sino fundamental en mi vida. Creo que cualquiera que sea tia/tio (especialmente los que hemos tenido la suerte de serlo sin ser mamás/papás antes), estará de acuerdo conmigo en que no hay como el cariño a un sobrino.
Espero que toda la cursilería descrita en el párrafo anterior, me ayude a dejar claro que soy el tipo de tía involucrada con el chamaco: baby sitting, cambios varios de pañal, asistencia a eventos especiales, contada de cuento, regaño, alimentación, consentimiento, higiene y realización de tarea…. en fin, «the whole enchilada».
A lo q voy con esto, es a que la rutina de un escuinclito me es MUY familiar y que he estado rodeada de infantes la mayor parte de mi vida; las máquinas reproductoras que tengo por parientes y la vida en general, me ha dado muchos otros sobrinos (algunos no de sangre) pero que igualmente ocupan un lugar enorme en mi corazón. SI, los niños me fascinan (desde una connotación completa y absolutamente asexual) pero ¿qué onda con las fiestas infantiles? #enlamadre.
La dinámica de una fiesta en este primer mundo, excluye (por obvias razones) al staff de cabecera que una mamá capitalina utilizaría para el «happening» del niño; aquí las pobres madres (y los padres) se convierten es los 25 “crew members” que una fiesta de este estilo amerita: chofer, cargador, muchacha, nana del ajeno, chef, enfermera, jala piñata, psicóloga, coordinador del «dale dale dale», fotógrafa, réferi (x aquello de las madrinas), DJ, salvavidas, mesera, globero y desde luego productor y coordinador del montaje del evento…. Y dónde quedó el glamour de los “Señores de las Lomas” (o en este caso, Key Biscayne?) #godknows.
Hace unos días tuve un evento de esta índole y terminé como máscara de luchador (detruida, pues); me dolían los pies, sudé como cargador de la merced, me mataba ahí en donde va la cintura y no, ¡no perseguí a un solo chamaco! Encima mis amistades seguramente llegaron a sus casas a bañar escuincles y a entretener al Señor…. ¡En serio, son mis madres! yo llegué a ver la novela con mi sacro santa madre y a subir mis patitas por aquello de la hinchazón!
En fin, esta columna es únicamente un reconocimiento a todas las madres y padres q conozco (con o sin staff), la neta si hacen una GRAN labor!
Pelito la Niñera (o ya no tanto)