Archivos Mensuales: septiembre 2011

Regreso a Clases

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Cualquier persona que me haya conocido en un salón de clases, puede corroborar que siempre fui  el personaje parlador y gritón que se encargó de enloquecer al 90% del personal docente, eso sería idiota negarlo. Tan es así, que debido a mis “terribles e incontrolables” problemas de conducta (ni aguantan nada, de veras) a una muy temprana edad, me exhortaron a abandonar las instalaciones de aquel colegio que me vio crecer.  Una vez superado el trauma de haber sido considerada un ser indeseable en una institución, debo de confesar que mi estancia en mi segunda casa educativa fue igual o más divertida que la primera, con la única diferencia de que esta vez corrí con más suerte o simplemente a la autoridad le caía más en gracia (gracias totales, creo que de lo contrario seguiría en 4to de prepa)

Finalmente, y ante la duda de varios, llegué a la Universidad y aunque ahí fui expulsada en repetidas ocasiones del salón de clases, puedo decir que mi carrera estudiantil repuntó y acabé haciendo un mucho mejor papel del que yo misma esperaba.

¿Era yo un asno sin oficio ni beneficio o un genio que se aburría en clases? O ¿ Acaso mi otro yo era Roberta Pardo? NO, la verdad es que estoy segura que de haber nacido en la década de los noventas, se me habría diagnosticado con ADD, pero como nací en los ochentas, mi diagnóstico fue estupidez crónica acompañada de un volumen de voz demasiado alto y nada más.

En fin, se preguntarán el por qué de este recorrido por mi andar en el camino del saber, y la respuesta es que ante la incredibilidad de muchos (incluida la mía) he vuelto a las aulas! Nunca pensé que en algún momento de mi vida adulta lo haría, pero tras haber encontrado el curso de fotografía que me interesaba, decidí que era el mejor momento para hacerlo. Mi primer día de clases estuvo muy simpático, para empezar todos mis compañeritos son de lugares diferentes del cono Sur, mi profesor estoy segura que es centroamericano pero aún no logro descifrar su país natal y a todos les causa gracia mi acento porque les recuerdo a sus personajes de novela favoritos… ¡cuánta magia!

Ahora bien, la pregunta está en el aire: ¿lograré enloquecer, a los 26 años, a mi pobre y por el momento lleno de luz profesor? ¡No creo! Bueno, espero! La ventaja es que el salón es muy chico y es un hecho que muchas de las “guasas” no traspasan la barrera del lenguaje o sea que señor Héctor Moreno, ha corrido usted con suerte!! Y si no pregúntele a todos aquellos pobres profesores que me dedique a atormentar durante casi 20 años!! Ya les contaré cómo me va…

Cumpleaños…¿Feliz?

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Algo que definitivamente es inevitable, es el pasar de los años… no hay cremas, tratamientos u operaciones que puedan detener el tan temido paso del tiempo, si no pregúntenle a Nicole Kidman que quedó como volador de Papantla. Ahora bien, mi preocupación mayor,  más allá del pasar de los años,  es el no tan anhelado festejo de cumpleaños. Si, soy un grinch disfrazado de un ser alegre y festejador lo sé, pero para mi, el saber que ahí viene el “ambigú” cumpleañero de verdad me arrebata la poca paz que me caracterizo de poseer.

Para empezar el cántico de las mañanitas me pone MUY nerviosa, tienes a un grupo de personas todas muy sonrientes cantándote a ti, al centro de la mesa, una canción que además de no hacer mucho sentido, es más larga que la cuaresma. Tratas de hacerte guey sonriendo y viendo para todos lados rogándole a Dios que a ningún miembro entusiasta del evento se le ocurra rematar el canto con una linda porra, después decides unirte al  coro y aplaudir cual marsupial en extinción, luego avientas tus anillos (en mi caso servilleteros) al fuego mientras pides un deseo (si, que se acabe la escena lo antes posible) y no conforme tienes que partir un número aproximado de 20 pedazos de pastel (cálmate popular)  y repartirlo a tus comensales, francamente ¡qué coñazo!

Luego las llamadas telefónicas, aunque siempre son agradecidas, generalmente no tienes nada nuevo que comentar salvo que te regalaron una bufanda bien bonita, que tu festejo será una cena con tus familiares o amigos (mismo al que el interlocutor probablemente no esté invitado) y así repetir el mismo diálogo con las siguientes personas que te llamen para felicitar.

Finalmente acabas haciendo 4 planes diferentes en los que forzosamente tienes que lucir ambientado y divertido para que a las 12 de la noche del día siguiente, acabes como diría mi padre Diego Verdaguer: flaca, cansada, ojerosa y sin ilusiones. En fin, para mi el cumpleaños es un auténtico desastre, si por mi fuera lo pasaría como un día más sin mayor estrés de qué voy a hacer o con quién voy a comer, simplemente haría lo que más me gusta hacer…. ver Keeping Up With The Kardashians (nótese que ya no puse una novela, este cambio de región definitivamente me ha caído como anillo al dedo)! Pero como ese festejo está socialmente castigado, a ver qué me depara el destino para este próximo viernes 9 de septiembre! Para que nos se les olvide festejarme CON TODOOOO!! Jajajaja, ¡qué horror!