Cualquier persona que me haya conocido en un salón de clases, puede corroborar que siempre fui el personaje parlador y gritón que se encargó de enloquecer al 90% del personal docente, eso sería idiota negarlo. Tan es así, que debido a mis “terribles e incontrolables” problemas de conducta (ni aguantan nada, de veras) a una muy temprana edad, me exhortaron a abandonar las instalaciones de aquel colegio que me vio crecer. Una vez superado el trauma de haber sido considerada un ser indeseable en una institución, debo de confesar que mi estancia en mi segunda casa educativa fue igual o más divertida que la primera, con la única diferencia de que esta vez corrí con más suerte o simplemente a la autoridad le caía más en gracia (gracias totales, creo que de lo contrario seguiría en 4to de prepa)
Finalmente, y ante la duda de varios, llegué a la Universidad y aunque ahí fui expulsada en repetidas ocasiones del salón de clases, puedo decir que mi carrera estudiantil repuntó y acabé haciendo un mucho mejor papel del que yo misma esperaba.
¿Era yo un asno sin oficio ni beneficio o un genio que se aburría en clases? O ¿ Acaso mi otro yo era Roberta Pardo? NO, la verdad es que estoy segura que de haber nacido en la década de los noventas, se me habría diagnosticado con ADD, pero como nací en los ochentas, mi diagnóstico fue estupidez crónica acompañada de un volumen de voz demasiado alto y nada más.
En fin, se preguntarán el por qué de este recorrido por mi andar en el camino del saber, y la respuesta es que ante la incredibilidad de muchos (incluida la mía) he vuelto a las aulas! Nunca pensé que en algún momento de mi vida adulta lo haría, pero tras haber encontrado el curso de fotografía que me interesaba, decidí que era el mejor momento para hacerlo. Mi primer día de clases estuvo muy simpático, para empezar todos mis compañeritos son de lugares diferentes del cono Sur, mi profesor estoy segura que es centroamericano pero aún no logro descifrar su país natal y a todos les causa gracia mi acento porque les recuerdo a sus personajes de novela favoritos… ¡cuánta magia!
Ahora bien, la pregunta está en el aire: ¿lograré enloquecer, a los 26 años, a mi pobre y por el momento lleno de luz profesor? ¡No creo! Bueno, espero! La ventaja es que el salón es muy chico y es un hecho que muchas de las “guasas” no traspasan la barrera del lenguaje o sea que señor Héctor Moreno, ha corrido usted con suerte!! Y si no pregúntele a todos aquellos pobres profesores que me dedique a atormentar durante casi 20 años!! Ya les contaré cómo me va…
Wow escribes como nadie… Voy a seguirte y piensa en escribir un libro. Eres muy amena y piensalo bien historias cortas como las bodas en mexico, Serian muy divertidas para las mujeres de muchas partes del mundo.
Besos
Mary Tere